jueves, 15 de octubre de 2009

Visita a la Biblioteca de la UPO

Con este título tan original comienzo mi bitácora sobre esta tarde: el calor arreciaba y cada día se hace más complicado acceder a ciertas partes de la Universidad, que, cómo no, resultan ser las que hemos de utilizar. Entre vallas de obra, pudimos acceder a la puerta principal de la biblioteca, donde nos esperaba David y no hacía menos calor que fuera muy a nuestro pesar. David trabaja en la biblioteca de nuestra universidad y ha sido el que nos ha enseñado, no sin esfuerzo, un poco sobre el funcionamiento. La verdad es que nunca me había planteado cómo funcionaba una biblioteca (dios mío, ¿cuántas veces he puesto ya biblioteca en este post?). Simplemente me acercaba a buscar un libro, lo pedía prestado y me iba. ¡Pero hay un mundo tras eso! Ya decía yo que todos esos tejuelos no estaban ahí para amargarme la vida, tenían que tener una lógica. Y en realidad la tienen, sólo que bastante más complicada de lo que mi imaginación había presumido.

Pues bien, los libros nuevos que llegan lo hacen por diversas vías: por sugerencias de los alumnos y de los profesores, o bien como donaciones. En cualquier caso, el primer paso, cuando se adquieren, es repasar el albarán del pedido para evitar sorpresas indeseables de que no estén todos los que son ni sean todos los que estén. David nos comentó que suelen intentar colarles ediciones un tanto opsoletas, o libros que no han sido realmente los que han pedido. Tras esto, se procede a almacenar los libros por materias hasta que puedan ser clasificados. De la estantaría de almacenamiento (donde los libros que son donados y no tienen tanto interés como otros yacen más de lo que quisieran por falta de personal y tiempo), se pasa al proceso de catalogación, donde se los clasifica físicamente y también en cuanto a su contenido: número de páginas, formato, autor, materia, sinopsis etc etc. A través de esa clasificación podemos realizar las tan apreciadas búsquedas más tarde a través de nuestra página de la biblioteca virtual. Cada materia tiene un número, y luego se coloca en la contraportada y en el tejuelo las tanto estos números como las tres primeras letras del apellido del autor, que, como he dicho, serán reclamados como criterios de búsqueda en la web. Me ha parecido curiosísimo el modo de catalogación: nos han enseñado "tochos" inmensos sobre métodos para hacerlo, y resulta que el método ha de ser universal, con el fin de que el libro pueda aparecer en las búsquedas de otras bibliotecas etc. Interesantísimo, amén de un mundo aparte del que, hasta esta tarde, he sido totalmente ajena.

Una vez el libro ha sido catalogado, se pasa a insertarle una serie de dispositivos de seguridad en los que, al parecer, se está innovando bastante: ahora se están implantando una serie de pegatinas con un chip que contiene toda la información de la catalogación y también sirven como dispositivo de seguridad con el fin de evitar hurtos. Según nos ha contado David, a veces, cuando se pierde un libro, tardaban días en encontrarlo.Ahora, con el dispositivo electrónica, pueden escanear los libros mediante una "pistola" magnética y, en cuanto rastree la zona y lo puede detectar, facilitando en gran medida la labor del bibliotecario.

También se nos han explicado los esfuerzos que se están haciendo para llevar a cabo la automatización de ciertos servicios como por ejemplo los de préstamos, devoluciones, reservas de libros, valoraciones, etc, así como las mejoras que se están realizando en la página web de la bibioteca y que cada vez permiten más aplicaciones.

Y, por último, se nos ha hablado un poco de los proyectos de la biblioteca en cuanto a préstamos compartidos con otras universidades, forma de obtener artículos científicos que no están a disposición del fondo de la biblioteca en principio e incluso de la forma de catalogar revistas. (Si la catalogación de libros era un universos parelelo, éste es ya indescriptible).

Bueno, y eso  es todo. Tras una hora y poco hemos acabado y yo he entrado en la biblioteca para coger un par de libros que necesito para mi próximo trabajo. Eso sí, he mirado en la página web para buscar las referencias y he buscado en las estanterías con otros ojos, pues algo tan sencillo resulta ser una labor laberíntica y ardua que, casi nunca, está reconocida.

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